Las góndolas venecianas, un emblema de la cultura italiana

Venecia es una de las ciudades italianas más atractiva para los turistas. Cuenta con una maravillosa arquitectura, así como una exquisita gastronomía. No obstante, si hay un símbolo que hace especial este rinconcito son las góndolas, una embarcación emblemática que permanecen por sus calles acuosas varios milenios después.

Si bien el número de estas barcas ha disminuido con el paso del tiempo – alrededor de las 10.000 en los s. XVI-XVII a las 400 hoy en día – las góndolas mantienen su presencia por los canales venecianos. Aunque fueron diseñadas únicamente como medio de transporte, su construcción no dejaba ningún ápice a la improvisación; 280 componentes diferentes y ocho tipos de madera: lima, alerce, roble, abeto, cereza, nogal, olmo y caoba.

De hecho, todas las embarcaciones siguen el mismo patrón: 10,87 metros de largo, 1,42 metros de ancho y un lado 24 centímetros más largo que el otro para compensar el peso del gondolero. No obstante, hay quienes apuntan que la pieza que consigue el equilibrio de la góndola es el llamado “fero da pròra”.

Este elemento de hierro, para algunos simplemente decorativo, cuenta con seis dientes (rebbi) que simbolizan los seis distritos en los que se divide la ciudad. Además, tiene una especie de diente que se extiende para atrás, hacia el centro de la barca; esta forma se llama “risso” (erizo) y hace referencia al Palacio Ducal, de la isla de Giudecca en Chipre (parte del antiguo imperio de Venecia).

Asimismo, todas las góndolas disponen de un remo hecho de haya y una horquilla de nogal, diseñado para permitir hasta ocho maniobras distintas (avanzar, retroceder, frenar, cambiar de dirección o girar 180º). Pese a la rigurosidad en las medidas y en los componentes, el peso de estas embarcaciones oscila entre los 600-700 kg.

Color negro

Por último, el color. Todas las barcas comparten el mismo tono negro, pero no siempre ha sido así. En sus comienzos estas barcas pertenecían a las familias más adineradas de la ciudad y con ellas manifestaban su situación económica: cuántos más ornamentos tenía la góndola, más acomodada era su posición. Esta “rivalidad” entre los vecinos daba lugar a un paisaje multicolor a través de sus venas acuosas; ahora, todas respetan el negro.

Y, aunque esta tonalidad representa la sintonía y la elegancia, la historia que respalda esta nueva seña de identidad se remite a la epidemia de peste que azotó la ciudad en 1562. Tras las múltiples pérdidas, la mayoría de barcas se tiñeron de negro luto hasta que finalmente, en 1633 llegó el acuerdo que imponía este color para evitar trasmitir un sentimiento clasista.

Entre paseo y paseo en góndola a través del tiempo al son de las serenatas más populares del país de la bota, a nosotros nos ha entrado el apetito. Y si tenemos que respetar la tonalidad de este emblema veneciano y elegir un producto a su altura, nosotros nos decantamos por la trufa. Ven a Just Italia y viaja a través de tu paladar.

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